miércoles, 9 de septiembre de 2009

El Sumak Kawsay y la vida eterna

El Sumak Kawsay es el buen vivir, la buena vida o, para mejor decir, el Sumak Kawsay refiere a vivir bondadosamente con la bondad de la vida.
La naturaleza le ha proporcionado al ser humano toda su bondad pero a veces nos olvidamos de ello y la destruimos despiadadamente. La tierra, nuestra madre, es tratada tan sólo como una fuente de riqueza material y con nuestro des – trato descuidamos que es ella quien nos alimenta el espíritu que nos hermana como comunidad.
Como hijos de la tierra somos todos hermanos, como dueños de la misma somos poseedores y desposeídos.
Aquella frase de William Petty, “la tierra es la madre de la riqueza y el trabajo su padre”, tomada sin el más mínimo grado de comprensión, conduce al ser humano a su propia destrucción. Si la tierra y el trabajo sólo pueden producir riquezas materiales, qué haremos con las flores y los poetas, qué haremos con todo aquello que la tierra y el trabajo nos brindan a nuestro espíritu. En otras palabras, que hará el ser humano si destruye lo único que lo distingue del resto de los animales, su capacidad de amar.
En la filosofía del Sumak Kawsay, la tierra no es aquello que pisamos al caminar, o lo que cercamos para poseer, sino todo lo contrario, la tierra es parte de la armonía de la naturaleza, y el ser humano, no es más que un intérprete de dicha armonía.
En los tiempos modernos hablar del Sumak Kawsay es reflexionar sobre la autodestrucción por la que atraviesa el hombre, que por consiguiente, es la destrucción de la naturaleza. En la explotación del hombre por el hombre aparece negada la humanidad; en la explotación del hombre hacía la naturaleza aparece negada la vida misma. Sin los otros somos nadie, sin la vida somos la nada.
El Sumak Kawsay atenta contra la moral capitalista. En aquella filosofía el ser humano y la naturaleza dejan de ser opuestos, por lo que comenzamos a recordar nuestra propia naturaleza humana que es la de vivir en comunidad por el único lazo que posibilita la formación de la misma, el amor. Vivir bien es vivir obrando bien y el bien se ubica en un plano ético que depende del ser humano en función de su comunidad y su hábitat.
Si el capitalismo nos ha enseñado un ser humano puramente racional, egoísta y tendiente al aislamiento, el Sumak Kawsay nos cuestiona y nos conduce a repensar un ser humano pasional, solidario y comunista. Si en el capitalismo la naturaleza se destruye y el planeta tiende a su desaparición definitiva, en la filosofía del Sumak Kawsay la naturaleza proporciona al ser humano toda la sabiduría para una buena vida, la que, además de buena, será eterna.

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