miércoles, 9 de septiembre de 2009

De los sentidos y la ratificación del "Fino" Palacios

En el día de Ayer, el señor Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su jefe de Gabinete Rodríguez Larreta, con la complicidad del bloque de legisladores del PRO ratificaron a Jorge “Fino” Palacios como Jefe de la Policía Metropolitana. El gobierno porteño hizo oído sordos a las duras criticas que este sujeto recibió por parte de la sociedad, cerró los ojos para no ver el pasado y el presente de este personaje, y tocó al periodismo cómplice para que la sociedad argentina vuelva a olfatear un clima de represión ante el mal gusto de quienes quieren retornar al terrorismo de Estado.
El señor Palacios fue duramente criticado por las víctimas de la AMIA , los organismos de Derechos Humanos en su totalidad, la mayoría de los partidos políticos y por gran parte de la comunidad, no sólo de la Ciudad de Buenos Aires sino de la República en su conjunto. En otras palabras, no fue una pequeña minoría la que cuestionó la designación de este sujeto sino todo lo contrario: el señor palacios contaba con el repudio de gran parte, por no decir de la mayoría, del pueblo de la ciudad de Buenos Aires, y una reprobación muy importante de todo el pueblo de la República. Sin perjuicio de ello, a palabras del pueblo, el fascismo hace oídos sordos.
Pero no sólo tapándose los oídos el señor Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires demuestra su falta de apego a los valores democráticos sino también empeñándose en no querer ver lo único que hay que ver a la hora de designar a un funcionario policial, la historia del sujeto a nombrar. Veamos lo que a las luces de la democracia se puede ver: Palacios fue uno de los comisarios más poderosos de la PFA , pero fue despedido por el gobierno nacional en 2004, cuando se filtraron públicamente escuchas telefónicas suyas que lo vinculaban con uno de los imputados del secuestro de Axel Blumberg. Si bien fue absuelto de culpa y cargo en el juicio oral, el nombre de este ex comisario no se puede desprender de hechos conocidos públicamente como lo fueron las famosas escuchas del caso Blunberg. Otro suceso en el cual estuvo implicado “Fino” tiene que ver con los crímenes del 20 de diciembre de 2001 en los cuales no debiendo estar en la Plaza de Mayo en dicho día, se encontraba presente en la misma no pudiendo nunca dar las explicaciones de los motivos de su presencia. Asimismo, en la actualidad el señor Palacios es propietario de manera directa, e indirecta a través de su familia, de dos agencias de Seguridad Privada (Strategic Segurity Consultancy S.A. y ARPA Organización de Seguridad S.R.L), lo que es totalmente incompatible para con el cargo con el cual es designado, por la mínima razón lógica de que será jefe de una fuerza de seguridad pública cuando al mismo tiempo obtiene ganancias de las fuerzas de “seguridad” privada. En otras palabras, por lo visto, su pasado y su presente lo condenan, pero desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo condecoran una vez más desde la ceguera del autoritarismo.
Ahora bien, hay quienes tocan fuerte y las argumentaciones de los legisladores del PRO llegaron a los medios de una manera tan elocuente que hasta hubo periodistas que se dieron el lujo de fundamentar en favor de la ratificación, “Como se recordará, Palacios enfrenta una causa en la justicia Federal por presunto encubrimiento del atentado contra la AMIA , sin que su situación procesal se haya resuelto aún. La normativa vigente sólo impide que personas condenadas por la justicia ocupen cargos públicos” ( La Nación , 5 de Agosto de 2009). Es cierto señora Ángeles Castro pero también lo es el hecho de que un policía que esta procesado por un delito debe ser apartado transitoriamente de la fuerza, a disponibilidad, hasta tanto se resuelva su situación procesal, y más aún en el caso de una causa de tal envergadura como la de las víctimas de la AMIA en donde se está investigando la responsabilidad del Estado argentino. Pero eso es una cuestión ética y para ello hay que utilizar el tacto, tocarse al corazón y dejar la sofistica a un lado, algo que para cierto periodismo, como el que usted práctica, está fuera del alcance de las manos.
Lo sucedido ayer en la legislatura porteña es una prueba contundente de que en Argentina algo huele mal. Julio López y Luciano Arruga siguen sin aparecer; cada vez son más las bandas clandestinas que por las noches se pasean por la Ciudad de Buenos Aires reprimiendo la pobreza y el hambre; la población sin techo sigue creciendo y los desalojos intempestivos también; el presupuesto para la educación, la salud y la vivienda disminuye, mientras que las partidas para crear nuevas fuerzas policiales se incrementan. Algo huele mal en Argentina y en la Ciudad de Buenos Aires se empeñan porque huela cada vez peor.
La designación y ratificación de Jorge “Fino” Palacios como jefe de la Policía Metropolitana no debe tomarse desde el sin sentido y por ello me parece atractivo el juego de palabras, para decirle, señor Macri, que el pueblo observa, escucha, toca, huele y degusta, pero también posee un sexto sentido, ese que nos llevará a liberarnos de quienes tienen, como en su caso y en el de sus cómplices, el mal gusto de provocarnos y agredirnos con vuestro autoritarismo fascista.

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