viernes, 30 de enero de 2009

Carta al señor Obama


Estimado Señor Obama:
Me he enterado por algunos medios de prensa, de la llamada libertad de expresión, que usted ha decidido cerrar la prisión de Guantánamo. Debo de sincerarme y manifestarle que he sentido un gran alivio al leer la noticia, ello a pesar de lo poco confiable que me resultan los medios de comunicación monopólicos que permanentemente nos desinforman. Me alivia saber que, de ser cierta la noticia, dejarán de violarse los derechos humanos en el territorio de la República de Cuba y nuestro hermano país latinoamericano se sacará el peso de tener que soportar las atrocidades de las torturas y demás penas degradantes cometidas en su suelo por personal de vuestra dependencia..
Ahora, también debo confesarle que al leer la noticia sentí la obligación de escribirle para transmitirle las inquietudes que, como ciudadano del mundo y particularmente como latinoamericano, me desvelan. ¿Porqué usted, señor presidente de los Estados Unidos, es el que decide sobre el destino de seres humanos a los que no se les ha probado la comisión de delito alguno y, en el caso de que se los probase, ninguno cometido en suelo o contra el país que usted preside? ¿Cómo es que usted, señor presidente de los Estados Unidos, tiene la potestad para decidir sobre territorio que no le pertenece?
Quizás resulten desubicados o ahistóricos los interrogantes si tenemos en cuenta que usted es el flamante presidente de un imperio y los imperios suelen, por definición, ocupar suelos que no le pertenecen y decidir sobre el destino de los seres humanos. Sin embargo, insisto en mi condición de ciudadano del mundo y latinoamericano, para dirigirle esta misiva porque me siento en la obligación de interrogarlo en el momento donde muchos parecen haber perdido de vista la condición de imperialista del país que usted preside.
Por cuanto usted ha decidido enfrentar el compromiso de conducir los destinos de Estados Unidos, y haciendo lugar al principio de confianza a la honestidad que a todo ser humano se le debe, es que me dirijo hacia su persona para expresarle las inquietudes que merecen ser tratadas para que Guantánamo no sea tan sólo un mero titular de periódico. Porque si bien me alivia saber que allí no habrá más prisión, aún me inquieta el hecho de no saber que es lo que ocurrirá con los prisioneros, como también me inquieta lo que va a pasar con el territorio que su país ilícitamente ocupa y que le pertenece a la hermana República de Cuba. En otras palabras, y perdón que le insista, como ciudadano del mundo y latinoamericano, aún me inquieta saber que usted, señor presidente de los Estados Unidos, tenga la potestad de decidir sobre lo que no le pertenece.
Lo saluda a Usted Atentamente,
Juan Manuel Combi

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